EL SUEÑO DE LOTTA
Conocí a Lotta, como a muchas otras personas que hicieron de modelo para mí, en el Café La Boheme en San Francisco. Ella era una pintora sueca y aceptó posar desnuda.
Estaba extasiado con los resultados ya que mis fotos de ella fueron algunos de los primeros desnudos realmente buenos que tomé con mis lentes de copa de vino. En la foto El Sueño de Lotta, la hice recostarse en una de mis mesas y coloqué un poco de tela y pegué un poco de Mylar detrás de su cabeza. Tuve el extraño pensamiento de que el Mylar podría parecer como llamas. Cuan equivocado estaba. Tal como comprobé y descubrí mucho más tarde, el Mylar hablaba su propio lenguaje.
A la derecha, otra foto que tomé de ella el mismo día. Esta me ha dejado perplejo desde que la imprimí por primera vez. Siempre he sospechado que la extraña «doble» cara de Lotta era en realidad un reflejo de mí detrás de la cámara captada por la lente de de copa de vino sin protección colgada en el aire delante de la cámara. Creo que esto puede haber sucedido más de una vez. Este es otro aspecto extraño de este tipo de fotografía: es como si lo que sucedía en la habitación cuando le disparé es el sujeto de la foto, y no simplemente ella.
Sin pretenderlo, disparé todas las fotos con la cara enfocada y casi sin distorsión, pero todas me parecieron bonitas. Más tarde, cuando la conocí mejor, me dijo que yo le recordaba a Snus Mumrick. No sabía quién era este personaje mítico, así que me hizo un dibujó. Afortunadamente todavía lo tengo y puedo compartirla aquí.
También me dijo que podría convertirme fácilmente en pintor si quisiera, solo tenía que coger un pincel y empezar. Lo dudaba, pero el hecho de que ella insistiera me animaba porque me inspiraba confiaba su opinión y su honestidad.
Su dibujo me recordó algo que tenía en mi escritorio. Era una carta de tarot que había encontrado en la calle, mucho antes de conocerla. ¿Por qué la había recogido? Creo que en realidad es por la misma razón por la que tomo una imagen y no otra. Parecía como si el viento la hubiera llevado allí para que yo la encontrara.
Ese mismo día hizo otro dibujo con mi con mi cámara, todo por supuesto de su imaginación. También me encanta porque me muestra mi sombrero renacentista.
Mientras estaba en Viena en 1986, hice algunas docenas de sombreros renacentistas y fuí por los bares y cafés diciendo: «Sombreros en venta» en alemán. Vendí algunos, pero la mayoría los regalé: es la historia de mi vida. Me quedé un par y los usé de vez en cuando en San Francisco.
Hice los sombreros por capricho. Había visitado los museos en Viena y me impresionaron las pinturas antiguas. Compré una postal de una que me gustó de Hans Holbein. Pensé que los sombreros que llevaban eran geniales, pero nadie los hacía, así que decidí fabricarlos yo mismo. Me gustó tanto la postal que la tuve apoyada en mi escritorio durante décadas
Finalmente, para terminar realmente esta historia, he ahí el sello que puse en cada uno de los sombreros renacentistas que hice. Hice un sello con el lema «Nuevo Renacimiento» y pegué la tela que se ve en la foto. Aunque lo hice en parte por motivos personales, en mi idealismo también quería creer que algo así era posible en nuestra época.
A pesar de todo lo que he aprendido sobre los males de este mundo, hoy todavía creo que es posible dar luz a un Nuevo Renacimiento.